LOS CUERPOS
Sobre la sábana en que me ahogan tus muslos,
inmensamente a oscuras,
acuosos y en jadeos y escalofríos,
extraviados en la tundra de la especie
nos urge respirar.
En esta sacra noche brillamos como un sol.
Nada existe sobre la respiración.
De esta asfixia de ambos voy naciendo,
naciste,
naceremos.
Y en este grito estás y te secundo.
Es la vida que nos amasa con el aire.
Son las bocas que devoran aire,
sorben y muerden y desgarran
y gritan groserías,
arden bajo la lupa de tus senos,
estallan en mis vísceras, me inflaman
se acuchillan y ahorcan y muerden como ratas
y se muelen a puños
en esta matazón de dos
que se derriten
que crujen
que se hunden
como antiguas canoas
en el salvaje estornudo de la Vía Láctea
y en la pila bautismal de tu entrepierna
hasta sacar al mundo
limpios y blandos y felices
nuestros cuerpos.
*
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