TUS MANOS


No creo en Platón
y repudio racionalmente el platonismo.
La idea de perfección
oculta un pésimo interés de esclavitud.
Sin embargo, al observar tus manos
batir sobre los cálices de acero
y bucear las partituras de corales
en una hiperbórea tempestad de orquesta,
me convenzo que son la excepción
que confirma la regla.
Contigo estoy dispuesto
a creer en Platón y el platonismo.
Tus manos son perfectas.
Y consecuentemente
siendo el modelo de que hablaba Platón
llevan el quid de todas las manos existentes.
Y como no tengo duda
de que existen las mías,
mi mano derecha tiende hacia tu izquierda
y mi mano izquierda vuela a tu derecha.
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