ALTERNANCIA
Ante el soberano tribunal de mi conciencia
confieso humildemente un día creer en Dios
y al siguiente negarlo:
se me hace imposible su existencia.
De modo que un lunes, todo el lunes,
puedo creer en él y el martes no;
sin dudas ni arrepentimientos
lo siento innecesario, imposible,
incluso peligrosamente inútil.
Pero el miércoles intacta retorna la fe
y el jueves no,
el viernes renace mi creencia
que muere tan pronto dobla el sábado
y regresa como un sol en el domingo.
De esta forma, al tener la semana siete días
el nuevo lunes, a diferencia del anterior,
desde amaneciendo
hasta bien entrada la noche
simplemente
no creo mitad de un ápice que exista Dios.
Para concluir, si se ha leído cuidadosamente
un lunes tengo dios y un lunes no:
creo y descreo con alternancia
por días,
semanas,
meses,
por años y por vidas.
Y en esta vida me tocó no creer.
Pero he sido y seré fervoroso creyente.
Ante el péndulo racional de mi existencia
por el envés de la forma perfecta de los árboles
y las blandas nubes que son y no son ante mis ojos,
observo la sonrisa de la Idea
que indulgente se asoma y me responde:
Me pasa igual que a ti:
un lunes creo que existe el Hombre
y al día siguiente me convenzo
que sólo es un invento
de mi imaginación.
confieso humildemente un día creer en Dios
y al siguiente negarlo:
se me hace imposible su existencia.
De modo que un lunes, todo el lunes,
puedo creer en él y el martes no;
sin dudas ni arrepentimientos
lo siento innecesario, imposible,
incluso peligrosamente inútil.
Pero el miércoles intacta retorna la fe
y el jueves no,
el viernes renace mi creencia
que muere tan pronto dobla el sábado
y regresa como un sol en el domingo.
De esta forma, al tener la semana siete días
el nuevo lunes, a diferencia del anterior,
desde amaneciendo
hasta bien entrada la noche
simplemente
no creo mitad de un ápice que exista Dios.
Para concluir, si se ha leído cuidadosamente
un lunes tengo dios y un lunes no:
creo y descreo con alternancia
por días,
semanas,
meses,
por años y por vidas.
Y en esta vida me tocó no creer.
Pero he sido y seré fervoroso creyente.
Ante el péndulo racional de mi existencia
por el envés de la forma perfecta de los árboles
y las blandas nubes que son y no son ante mis ojos,
observo la sonrisa de la Idea
que indulgente se asoma y me responde:
Me pasa igual que a ti:
un lunes creo que existe el Hombre
y al día siguiente me convenzo
que sólo es un invento
de mi imaginación.
*
(Este poema fue escrito
durante un viaje de Ciudad de México a Aguascalientes,
el jueves 28 de mayo de 2009,
viendo pasar los árboles
y hacerse y deshacerse las nubes...)
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