PODEROSO
Este domingo
bajo el sol infantil de la mañana
la motocicleta reinventa mi camino.
Los árboles se expanden, se comprimen
en una perspectiva inalcanzable.
Mezquites, magueyes, nopales
se acomodan a la vista
mal educados.
Las casas están firmes
sobre la anárquica
geometría del lomerío,
satisfechas y humildes.
Las vacas lamen las saleras
y los círculos que trazan sus becerros.
Tres caballos pisan el pasto
silenciosamente
y comen sombras.
Los pájaros escriben
sobre las nubes crípticas.
Me estaciono en un claro
y apago el motor,
anclo la máquina,
busco una piedra para sentarme,
abro el termo y me sirvo café,
apuro el aroma, lo paladeo, lo lengüegusteo,
doy el primer sorbo y brota el día,
veo mi fuerza, nado en abundancia:
El mundo entero,
toda la Tierra junta
con sus montañas y praderas y raudas estaciones,
con su atmósfera y tropósfera,
yace fiel a mis ojos,
puntual a mis sentidos,
blando bajo mis pies.
Entonces me doy cuenta
que soy un hombre afortunado
y poderoso.
Muy poderoso.
*
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