La hebra en la tela

Flavio Hugo Ruvalcaba Márquez es mexicano y Doctor en Derecho. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, ensayo, poesía y crónica cultural. Es autor de las novelas El descanso del cambio, Las alas del árbol y La purísima desnudación de las notadas. La crónica cultural se ha reunido en la obra La lupa de Dalí. Su tesis doctoral se denomina Los dogmas y tabúes como fuentes del Derecho. Ha publicado poesía bajo el título La hebra en la tela. flamarel-8@hotmail.com

Tuesday, July 31, 2007

EL AMAR, EL QUERER

Sobre la libertad sólo el amor. El amar, el querer, no debe constreñirse. Porque en el principio los dioses ordenaron amar es pecado todo intento de zaherir el amor. Amar, querer, querer con esa fuerza poderosa y eléctrica, con ese imán que imana las manos a los muros y hace de la pared una ciudad tangible. Amar con la entereza que lo construye todo: el vientre de la madre para el hijo y el brazo del herrero para el hierro. Querer con el embate de los desesperados, de las viudas, de los huérfanos silenciosos, de los lisiados firmes, de los enfermos entecos y cenizos; querer con la garra de los pobres aferrados al hambre y al profundo deshielo. Amar, querer, amar con ese ritmo ufano y cadencioso, durable, de las nocturnas oraciones a las diosas, Querer en cada silla, a cada lámpara como si fuera la respiración. No dejar un segundo sin que el amor reborde. No vivir un momento sin que el amor alumbre. Amar a toda vela, querer endemoniadamente en las mañanas sobre el sueño entredormido y en las calientes tardes con el ardor salado. Querer en las veredas de la noche cerrada, en las calles, en los mercados verdes, en las cocinas, en las bodegas inmóviles de los muelles desnudos y de los cometas insobornables. En los campos hirsutos y sapientes. En las escuelas llanas, ateridas de lluvia y en los basureros pacíficos arqueados por los perros. Amar en la fábula y el color líquido y en la botella que fermentó la vida, en la sala del mundo que habitan los que bailan y en el patio de trenes
donde dicen adiós los desahuciados. Amar, querer con esa nutrición de toro bien comido, querer en cada instante, a cada minuto, en cada lugar inventado o descubierto o mal soñado como si fuera la circulación. El amar, el querer, no puede sofocarse porque los dioses nos subieron al mundo con un corazón que no descansa, que de noche y de día y de aquí para allá y a todas horas retumba en su pum pum con el eco incandescente de otro corazón. Sobre la libertad sólo el amor. El querer, el amar, no debe constreñirse. *

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Amar o querer... qué más da si los has puesto como un mismo modo de entregar el alma...
Bellísimo poema Flavio.
Admiro tus sentimientos en palabras impresos... elocuencia en la bondad.

11:06 AM  
Blogger Flavio Hugo Ruvalcaba Márquez said...

Gracias por leerlo, es un honor, saludos.

9:52 AM  

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