GATITA O ADIÓS A MI LÁMPARA MARAVILLOSA
(El Tigrillo en una de sus poses favoritas, captada el 25 de julio de 2008. Desafortunadamente, no existen fotos de La Minina, su mamá)
Ahora que no alegras los pisos de mi casa,
que has gastado de una vez tus siete vidas
porque un auto te fijó a mitad de la calle
con un hilo de coágulos oyendo en tus oídos.
Ahora que ya no ronroneas mientras te froto
como lámpara maravillosa que cumple mis deseos.
Ahora que tu pelambre atigrado es la revolución
de pieles aplastadas y huesos hechos vidrio.
Ahora que no pides comida mirándome a los ojos
o restregándote a mis pies al bajar la escalera;
ahora que yaces sobre las baldosas, tiesa y fría,
con tus gatitos dentro, a una semana de nacer,
te froto el vientre inmóvil, inmóvil y apagado
y te cambio mis deseos por estas tres verdades:
Me duele tu muerte como la de una golondrina.
Extrañaré el silencio de tus pasos en la noche.
Pienso que fuiste humanamente indispensable.
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