EL PEÑÓN DE LAS AURAS
Una cruz de caminos multiplica
el negro ramal venteado por el Sol
luego una curva
sorbe las ruedas en el voraz descenso
donde el vado bebe el agua de la lluvia
y saltan los sapos al acelerar
para subir de nuevo a la llanura
un verde que se cuece a fuego vivo
los árboles eruptan óxido de clorofila
y los rústicos adobes campesinos
las aldeas
practican un Morse de huizaches y avispas
mientras otean El Milagro
el Canal Grande
la Estancia de Mosqueira
peldaños que suben los estribos
de una magna serpiente confundida
que sorda serpentea de norte a sur
en busca del poniente
peraltea
se afianza con las uñas a taludes de piedra
y a un escape
hasta alcanzar la cumbre
en las gárgolas de Sierra Fría
más lúcida que el Everest
alta como espuma de mar
un nuevo mundo convulsiona
el ensueño
la imaginación
el diario interés de libertad
 las ciudades las metrópolis el inframundo
y una fiesta de formas soflama al Universo
la presa transgrede su baúl a los ojos
su ínsula decreta
el verdeabril como un cardenche
una bandera
un himno sinfín desmesurado
las lomas del sur imantan a los dedos
con sus peñas y rocas coronarias
el encino y el táscate alegres regurgitan
el esmeralda botín de un toro satisfecho
que ya regresa en sus dos rígidas ruedas
abandona el camino
se tiñe de maleza
hasta el pretil del abismo
que vuela hacia El Jocoque
y se posa como un barco
en las albas espumas
del Peñón de las Auras
con su pálido excremento de los dioses
como un altar que tramonta la prehistoria
como un altar que tramonta la prehistoria
y se ancla feliz en el azul
de su imperio circular indestructible.
*
*
<< Home