La hebra en la tela

Flavio Hugo Ruvalcaba Márquez es mexicano y Doctor en Derecho. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, ensayo, poesía y crónica cultural. Es autor de las novelas El descanso del cambio, Las alas del árbol y La purísima desnudación de las notadas. La crónica cultural se ha reunido en la obra La lupa de Dalí. Su tesis doctoral se denomina Los dogmas y tabúes como fuentes del Derecho. Ha publicado poesía bajo el título La hebra en la tela. flamarel-8@hotmail.com

Thursday, November 15, 2018

PERFECCIÓN


No importa lo que tus fieles amigas
murmuren a traspatio.
Si tienes los pies grandes,
una pierna más corta que la otra
y caminas como un ganso.
Si tu cintura perdió toda esbeltez,
es más ancha que la cadera
y estás con sobrepeso.
Si la edad echó a perder tu rostro
en un tanque de lejía,
el cutis no da para más
y urge mandarlo a cirugía
o a una sesión de magia negra
¡a quién importa!
Menos importa lo que opinen tus enemigas
por más exactas y sinceras
que pretendan ser:
una lechuza que espanta a los difuntos.
Importa más la opinión de tu madre,
que sigue viendo en ti
la niña con quien los ángeles jugaban.
Lo que realmente importa,
en verdad lo relevante,
es mi íntima convicción
exenta de hipocresías y de subjetivismos,
puntual y precisa,
sustentada sólo en hechos reales:
Tú eres, sin afeites ni maquillaje alguno
y sin exagerar,
una mujer perfecta,
un modelo insuperable
de los pequeños pies a la cabeza.
Perfecta en estatura,
en rostro,
en el color de cabello,
en el tamaño y redondez de tu busto,
en la elíptica forma de las piernas,
en la redondez de las rodillas y los glúteos
y en la divina proporción de la cintura.
Si pudiera verte un minuto por dentro
me enamoraría de tu páncreas.
Eres sublime y no porque te amo.
Eres perfecta porque así te dio la vida
un dios justo y bien intencionado,
ostensiblemente de buen gusto,
que estaba sin prisas ni berrinches ese día.
Y ese dios te hizo para mí
(no me lo explico)
que soy tan imperfecto.


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