PAISAJE TERRITALISTA I
Los filósofos, los teólogos, los más sabios de la Tierra
ofrecen un canasto
y un pañuelo
para eso que llamamos muerte.
Sin embargo, nada pueden garantizar más que esperanza.
Ellos lo saben.
Y a pesar del engaño no sueltan la canasta
y siguen vendiendo su mercancía de panes fríos
por la impura razón de la ganancia.
En el fondo nada saben, no intuyen nada,
nada,
salvo vagas referencias a estados catalépticos
y a cielos incongruentes.
Pero en estos miles de años se han reunido alguna información,
certezas que van quedando a salvo
de duda razonable.
-Pronto sabré quién soy-, dice el poeta
mientras recorre Buenos Aires
de memoria.
Pronto sabremos todos.
La Humanidad espera la verdad y se prepara. Ya se columbra la nueva anunciación. Es de vida plena y rebosante,
de vida terrenal de carne y hueso. Sí, aquí en la Tierra. Pronto sabremos todos quiénes somos. *