La hebra en la tela

Flavio Hugo Ruvalcaba Márquez es mexicano y Doctor en Derecho. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, ensayo, poesía y crónica cultural. Es autor de las novelas El descanso del cambio, Las alas del árbol y La purísima desnudación de las notadas. La crónica cultural se ha reunido en la obra La lupa de Dalí. Su tesis doctoral se denomina Los dogmas y tabúes como fuentes del Derecho. Ha publicado poesía bajo el título La hebra en la tela. flamarel-8@hotmail.com

Monday, December 14, 2009

TABÚ


Sólo hay una frase capaz de dividirnos.


Del amplio repertorio de vocablos
en todas sus combinaciones posibles
hay una opción
que lleva la magia antipatética
de distanciarnos.
Puedes decirme en una misiva
o cara a cara o por la radio
o en un espectacular a plena luz
o por correo electrónico
o simplemente por telepatía
casi cualquier cosa,
lo que a tu mente llegue
o en tu corazón se anude día con día.
Menos esa frase terrible
que tiene el poder
de separar para siempre nuestras vidas.
Puedes decirme, por ejemplo,
que soy muy feo y estoy casi acabado

y huelo mal
o que no alcanzo la estatura mínima
ni he juntado dinero suficiente.
Puedes decirme vicioso incorregible,
lacra del albañal,
muy poco hombre,
caso perdido
.
Puedes decirme que preferirías
ir al infierno
antes que pasear conmigo hasta la esquina.
También puedes informarme

algo severo y triste,
verbigracia, que es imposible que me quieras.
Nada de ti me alejaría,
nada, nada
aunque ese veneno lo sirvieras con lástima
o en una taza demasiado grande.
Entenderé, lo sé muy bien, que estás de mal humor, que tienes derecho a ventilar tus verdades
y que ellas no necesariamente

coinciden con las mías.
Todo lo he asimilado, todo:
estoy seguro que ser feo y algo viejo,
que oler los viernes a zorrillo,
que no alcanzar cierta estatura
y que seguir siendo un pobre diablo
son concepciones relativas,

un poco metafísicas,
y también sé que hay miles de trucos

para salir de ellas;
comprendo que el vicio del amor es incurable,
mas en última instancia

puede alcanzar perdón
una de tantas navidades;
acepto que visitar el infierno
puede ser más divertido

que recorrer las calles;
también reconozco que tal vez Virgo y Acuario
no nos vaticinen el amor,
pero uno puede sumar cómodamente

amor por dos
aunque resulte un bulto exagerado.
Nada de todo eso y mucho más

desunirnos podría,
aunque lo dijeras firmando ante notario
o poniendo a Dios como testigo.
Sólo una frase de todas las posibles,
únicamente una pócima de duras palabras
tiene la fuerza gris de destruirnos,
descoyuntándonos con un hachazo
para nunca jamás vernos la frente
ni pensar las estrellas en las noches del otro.
Y esa frase, amada mía,
no la puedo decir ni escribir ni pronunciar
ni siquiera pensar,
pues si lo hiciera, amor, amor, amor,
nuestro mundo se sacudiría
como árbol mayo bajo el hacha
para empezar a secarnos y a ponernos cenizos y a deshilacharnos
en un alejamiento irreversible.


Sólo hay una frase capaz de dividirnos.


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