La hebra en la tela

Flavio Hugo Ruvalcaba Márquez es mexicano y Doctor en Derecho. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, ensayo, poesía y crónica cultural. Es autor de las novelas El descanso del cambio, Las alas del árbol y La purísima desnudación de las notadas. La crónica cultural se ha reunido en la obra La lupa de Dalí. Su tesis doctoral se denomina Los dogmas y tabúes como fuentes del Derecho. Ha publicado poesía bajo el título La hebra en la tela. flamarel-8@hotmail.com

Friday, May 29, 2009

ALTERNANCIA

(Nubes en el cielo de la ciudad de Aguascalientes, México)

Ante el soberano tribunal de mi conciencia
confieso humildemente un día creer en Dios
y al siguiente negarlo:
se me hace imposible su existencia.
De modo que un lunes, todo el lunes,
puedo creer en él y el martes no;
sin dudas ni arrepentimientos
lo siento innecesario, imposible,
incluso peligrosamente inútil.
Pero el miércoles intacta retorna la fe
y el jueves no,
el viernes renace mi creencia
que muere tan pronto dobla el sábado
y regresa como un sol en el domingo.
De esta forma, al tener la semana siete días
el nuevo lunes, a diferencia del anterior,
desde amaneciendo
hasta bien entrada la noche
simplemente
no creo mitad de un ápice que exista Dios.
Para concluir, si se ha leído cuidadosamente
un lunes tengo dios y un lunes no:
creo y descreo con alternancia
por días,
semanas,
meses,
por años y por vidas.
Y en esta vida me tocó no creer.
Pero he sido y seré fervoroso creyente.

Ante el péndulo racional de mi existencia
por el envés de la forma perfecta de los árboles
y las blandas nubes que son y no son ante mis ojos,
observo la sonrisa de la Idea
que indulgente se asoma y me responde:
Me pasa igual que a ti:
un lunes creo que existe el Hombre
y al día siguiente me convenzo
que sólo es un invento
de mi imaginación.


*
(Este poema fue escrito
durante un viaje de Ciudad de México a Aguascalientes,
el jueves 28 de mayo de 2009,
viendo pasar los árboles
y hacerse y deshacerse las nubes...)

Monday, May 11, 2009

RESURRECCIONES



A Heráclito

Todos los días la muerte nos visita,
todos los días sin falta ni descanso.
Apenas amanece nuestra ilusión despierta
y un segundo después la muerte resucita
puntual y tajante, silenciosa,
un poco enjalbegada de soberbia.
Miércoles o lunes de otoño y primavera
la muerte reacomoda las vértebras del día
y somos los muertos que retoñan,
un algo que es un otro de sábado a domingo,
un ser que del ayer vuelve otra vez cargado con un equipaje de recuerdos Somoy una vaga conciencia de la vida. Somos los vivos porque fuimos los otros,
los innúmeros niños, los muchos jóvenes
que del tiempo hicieron una cadena fina
de nacer y morir, de las putrefacciones,
y en el cambio heredaron su memoria.
La Naturaleza no sabe de igualdad.
No somos iguales ni ante nosotros mismos.
Cada paso que damos es un salto al cadalso:
saltamos nosotros pero cae siempre el otro
y el se levanta para seguir la vida.
En cada respiración la muerte nos persigue
y anuncia en su silencio un muerto más

que en el próximo instante resucita. Somos los hijos que engendró la muerte. Somos los padres que mató la vida.



*

CONVERSACIÓN


Intríngulis audible, doble tautofonía
de voces que descarnan el mármol del cerebro:
es mi yo que me habita,
lo escucho como un cántaro,
una pared
que me habla y le respondo,
hablo como si fueran dos:
un yo
y un tú
con los latidos de la misma cuerda,
un tú como un yo desde el espejo,
un yo que me responde a bocajarro,
le hablo a mí
y eres tú quien me labra en la cabeza.
Puedo ser esta tribu de células voraces.
Puedo ser una sola palabra que me nombre.
Jamás sabré lo que soy a ciencia cierta
en esta conversación de los remotos
que se escuchan y responden
cuando piensan.


*