LIBERTAD
del Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México)
Dadme una arena del alto mar igual a otra.
Dadme dos idénticos de hidrógeno electrones.
Un par de algo, lo que sea, dadme,
digno de sin dudas declarar como iguales,
y seré comunista.
Tómate tu tiempo: esperaré sentado.
Y si después de quince mil científicos periplos
me vienes con la sarta de innúmeros enseres
tan desiguales como el microscopio ve,
puedes estar seguro, bien seguro,
que no habrá la mínima reclamación:
seguiré pensando que todo comunista
es un dogmático sin optimismo ni vocación de pobre.
La igualdad es un dogma,
y por tanto, una creencia útil
ajena a la verdad o a la mentira
para llegar al poder y hacer dinero.
Sal de tu cueva y habla a los desesperados,
grítales que pueden ser iguales
a quienes la buena fortuna o el esfuerzo
han señalado:
verás cómo te seguirá la zalea de corderos.
¡Oh, ilusos creyentes del arzobispo Marx!
¡Oh, fervorosos acólitos del Che Guevara!
Mientras sigues la búsqueda
abajo y adentro de las piedras, tan adentro,
yo seguiré cantando a la Naturaleza,
gozando
y batallando
y refrenando,
orgasviviendo con todos los sentidos
esto que llevo en mí como una gracia,
un don natural del ser humano, extraño a otros,
y que tiene por nombre
Libertad.
*