ADIÓS AL SIMBOLISMO
Desde Baudelaire, Mallarmé y Rimbaud
más de cien años tiene el simbolismo
y en ese largo tiempo su edificio
es sólo un simple y huero cascarón.
Esa nada la habitan unos cuantos
que han usado la palabra poesía
para vaciar sus nimiedades íntimas
en ociosos coloquios de alocado.
El balance final de esta corriente
es la bulimia innata de esa gente
y el silencioso reproche del lector.
Pero es hora que retornen los poetas
y los claros y demócratas poemas
¡Adiós al simbolismo, adiós, adiós!
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