La hebra en la tela
Flavio Hugo Ruvalcaba Márquez es mexicano y Doctor en Derecho. Ha cultivado los géneros de novela, cuento, ensayo, poesía y crónica cultural. Es autor de las novelas El descanso del cambio, Las alas del árbol y La purísima desnudación de las notadas. La crónica cultural se ha reunido en la obra La lupa de Dalí. Su tesis doctoral se denomina Los dogmas y tabúes como fuentes del Derecho. Ha publicado poesía bajo el título La hebra en la tela. flamarel-8@hotmail.com
Wednesday, November 14, 2007
Soy un místico, tal como se veía el propio Nietzsche,
pues a menudo siento la inmanente infinitud del Ser.
A donde vuelvo la vista y enfoco la conciencia
miro el Todo, arriba, abajo y hacia los pétalos cardinales.
Por más que busco,
por más que remuevo enseres con las manos
o imagino y me doy a la especulación,
no he logrado encontrar
un solo ente o ejemplo de la Nada.
La Nada es definible,
y así puedo considerarla como la ausencia del Ser.
También soy capaz de describir pegasos y dragones
y no por eso existen.
Nadie jamás ha presentado
algo que sea una ausencia de Ser.
Lo que Es niega la Nada y no solamente eso:
la vuelve imposible.
La muerte no es la Nada:
es una más de las transformaciones del Ser
y está en el Todo.
¿Buscas descanso con la muerte?
Hay malas noticias para ti:
seguirás en el Ser, es tu inmanencia, estás en él
y como él eres cambiante,
indestructible, eterno, descansable.
Cambiando descansa, decía Heráclito.
Tu descanso está en el cambio, no en la muerte.
Heráclito tenía razón.
Quien hace dos mil quinientos años
fue alguien que se llamaba Heráclito
y a la orilla de los ríos hacía filosofía,
ahora es tú y es yo, está en ti y vive en mí:
sólo cambió y así descansa.
Es la manera como el Todo accede a la conciencia
y así se garantiza permanencia.
Es la necesidad y así está bien.
Cambiando descansa…
Cambiando descansa…
Soy un místico, sí, pero un místico al revés,
como lo era Nietzsche:
no veo hacia adentro, miro hacia afuera,
y afuera únicamente existe el Ser,
Ser en el Todo,
y una conciencia que también Es y está en el Todo.
¿Cómo podría interesarme traer la Nada a mí?
Ya no hay angustia. Ya no hay vacío.
Sólo esta serena y alegre plenitud.
Sólo esta serena y alegre plenitud.
Cambiando descansa…
Cambiando descansa…
*
Tuesday, November 13, 2007
Monday, November 12, 2007
LOS PRISIONEROS ILUMINADOS
El día es nuestra diaria reclusión de luz.
Apenas unas nubes,
unos cerros sobre el nivel del mar,
un bosque no tupido, unas paredes
y el horizonte curvo
podemos observar.
El mismo Sol se niega a ser mirado
y es un muro impenetrable.
El día es nuestra diaria reclusión de luz
y en ella los humanos
somos los prisioneros iluminados.
El día es nuestra diaria reclusión de luz,
la hora donde estamos despiertos
y nos sentimos cómodos,
de aquí para allá,
de allá para acá,
en las oficinas y en los talleres,
en las fábricas
o en los automóviles
o en una taberna,
de aquí para allá,
viviendo y trafagando y batallando
de allá para acá.
El día es nuestra diaria reclusión de luz
y con un poco de saber lo que miramos
creemos que ya somos seres libres
herederos del Siglo de las Luces
y de la Libertad.
Pero llega la noche y se borran las nubes.
Llega la noche y se pierden los senderos.
El bosque, las paredes,
el horizonte curvo son apenas
la sombra de los vecinos,
y difícilmente nos vemos la punta de los pies.
Ante la escasa visibilidad
levantamos los ojos hacia el cielo y allí están:
cientos de miles de millones allí están:
miles de millones de billones allí están:
las estrellas que no estaban allí están,
con sus incendios titubeantes
en su inmensa propiedad de luz,
miles de millones de galaxias
que no estaban allí están,
ante los telescopios o a la vista están allí,
diseminadas o en grumos, misteriosas
en el cielo finito o infinito están allí.
No siento el espanto de Pascal.
Más bien una como calma y el sosiego,
una inmanencia
al salir de mi cárcel,
disfruto esta quietud, esta amplitud,
la placidez
al dejar la diaria prisión que nos enerva
donde picamos un cascarón convexo
y nos contagia la ceguera
de Homero, de Demócrito y de Borges.
En lo más profundo de la noche
los ojos nos dan el infinito,
lo eterno,
el absoluto,
las preguntas,
y el espíritu me pone en mi lugar:
soy esta arena,
una frágil ramita,
un ego insoportable
pero soy libre, libre, libre por fin del día,
de mi prisión de luz
que no me deja ver.
Y con el espíritu hacia fuera
y el cuello en lo redondo,
al margen de respuestas
puedo sentir el Todo
abarcando este creador Silencio
y la piel se me riza
y sudo estrellas
cuando con claridad nocturna
me doy cuenta
que en el finito o infinito cielo
sin necesidad de morir
estoy adentro.
*
Friday, November 09, 2007
EL FRÍO
(Amanecer en La Mesa Redonda, uno de los cerros más emblemáticos del Estado de Jalisco. Fotografía tomada la madrugada del sábado 22 de noviembre de 2008, desde la autopista Aguascalientes-León, en pleno movimiento. Se observa el banco de neblina producido por el frío)
Con su óntico amor a los inviernos
ha llegado el frío para quedarse
de finales de octubre hasta febrero,
helando las mañanas y las tardes.
Por debajo de cero ha descendido
el mercurio de la ciudad sensible,
y en el campo los céfiros del frío
han puesto hielo sobre los aljibes.
Gabardinas, abrigos y bufandas
es común observar en todas partes,
y otra vez apreciamos nuestra cama,
la sopita caliente y los anafres.
*
Thursday, November 08, 2007
EL CENTRO
Nuestra prisión mundana
es ciertamente pequeña.
Apenas unos miles de kilómetros
podemos recorrer
en nuestras vidas,
descalzos o en avión.
Y en la creciente vastedad
del Universo,
unos escasos millones de kilómetros
podemos escudriñar
con nuestros más equipados telescopios.
Nuestra prisión es pequeña porque somos pequeños.
Sin embargo, hay algo
que nos salva y agiganta:
somos el Centro.
Ante la ausencia de un dios
y el destronamiento del Sol,
en la recta esferidad del Universo
cada ser humano
es en sí mismo
siempre el Centro.
Somos pequeños
pero somos gigantes.
*
Wednesday, November 07, 2007
PODEROSO
Este domingo
bajo el sol infantil de la mañana
la motocicleta reinventa mi camino.
Los árboles se expanden, se comprimen
en una perspectiva inalcanzable.
Mezquites, magueyes, nopales
se acomodan a la vista
mal educados.
Las casas están firmes
sobre la anárquica
geometría del lomerío,
satisfechas y humildes.
Las vacas lamen las saleras
y los círculos que trazan sus becerros.
Tres caballos pisan el pasto
silenciosamente
y comen sombras.
Los pájaros escriben
sobre las nubes crípticas.
Me estaciono en un claro
y apago el motor,
anclo la máquina,
busco una piedra para sentarme,
abro el termo y me sirvo café,
apuro el aroma, lo paladeo, lo lengüegusteo,
doy el primer sorbo y brota el día,
veo mi fuerza, nado en abundancia:
El mundo entero,
toda la Tierra junta
con sus montañas y praderas y raudas estaciones,
con su atmósfera y tropósfera,
yace fiel a mis ojos,
puntual a mis sentidos,
blando bajo mis pies.
Entonces me doy cuenta
que soy un hombre afortunado
y poderoso.
Muy poderoso.
*
Tuesday, November 06, 2007
Monday, November 05, 2007
LLUEVE
Un ónix con hervor nada en el aire.
Un lirio de picada y zigzagueante.
La clara gravedad vuela los vidrios
de los árboles a los edificios.
Por la tarde la noche se revienta
pensativa y flexible y algo aérea.
Caen los huesos, los dientes de las nubes
bajan y hielan ligeros y de bruces
y la noche se enciende de luciérnagas,
y la noche se anida entre sus velas,
mojada de agua libre a pulso vivo,
la noche en su silencio interrumpido,
la noche en el derrumbe de la lluvia,
la noche en su cadáver de laguna.
*